1WIN ARGENTINA – APUESTAS ONLINE Y CASINOS Con un depósito del 500%

Obtener ahora

SUPERMAN

1win

USA, 1978 : Christopher Reeve (Superman/Clark Kent), Margot Kidder (Lois Lane), Gene Hackman (Lex Luthor), Marlon Brando (Jor-el), Jeff East (Joven Clark), Valerie Perrine (Eve Teschmacher), Ned Beatty (Otis), Glenn Ford (Jonathan Kent), Jackie Cooper (Perry White), Phyllis Thaxter (Martha Kent), Susannah York (Lara), Terence Stamp (General Zod), Marc McClure (Jimmy Olsen)

Director - Richard Donner, Guión - Robert Benton, David & Leslie Newman & Mario Puzo sobre una historia de Puzo basado en el comic de Joe Shuster & Jerry Siegel, Productores - Alexander & Ilya Salkind, Musica - John Williams

TRAMA : El científico Jor-El intenta convencer al consejo directivo de Krypton que un cataclismo se cierne sobre el planeta y que terminará por destruirlo. En vista de la falta de respuesta, decide lanzar una nave espacial justo antes que el planeta explote. En su interior viaja su hijo, Kal-El, único sobreviviente de la masacre. La nave se estrellará en el planeta Tierra, y pronto el niño será recogido por el matrimonio Kent, quienes lo adoptarán como propio. No pasa mucho tiempo antes de que el muchacho comience a exhibir facultades sobrehumanas, como una fuerza descomunal y habilidades especiales, fruto de la exposición al Sol de nuestro sistema solar. Ya adulto, Kal-El - ahora convertido en Clark Kent - se insertará en el mundo humano adulto como un periodista del prestigioso periódico El Planeta de Metrópolis. Y cuando la ocasión lo amerita, se transforma en el justiciero Superman, un superhombre guiado por la causa del bien y dispuesto a salvar vidas humanas. Pronto Superman deberá enfrentarse con los planes del despiadado Lex Luthor, que planea explotar dos bombas atómicas en la falla de San Andrés - que terminará por provocar el hundimiento de California en el océano - para valuar a precios exhorbitantes las tierras que ha adquirido en zonas alejadas de la costa, y transformarlas en una riviera de lujo.

Superman es el padre de los superheroes modernos. No por el simple dato anecdótico de su antigüedad (su primer tira data de 1938), sino por su importancia como fenómeno cultural que terminó por originar a toda la industria moderna del comic. Lanzado en la Action Comics del mencionado año, el personaje pronto sería inmensamente popular y generaría un nuevo género. Infinidades de superheroes con poderes similares o diferentes a Superman poblarían por décadas las páginas de los comics, pero muy pocos alcanzarían la longevidad y el status de culto del hijo de Kriptón.

Su importancia para el género es fundacional : no sólo es el primer superheroe, sino también establece una serie de premisas que serían copiadas hasta el hartazgo. Los superpoderes, la doble personalidad, la lucha por la causa del bien, la galería de super villanos... Y el personaje obtendría su apogeo durante la Segunda Guerra Mundial, cuando la industria del comic transforme a los superheroes en iconos de la lucha contra las fuerzas del mal, encarnadas por la Alemania Nazi.

A decir verdad, pasada la Segunda Guerra, prácticamente todos los héroes quedaron pasados de moda. Si bien el comic es un género es de entretenimiento, ciertamente siempre tuvo algo de panfletario, por no decir fascista. Todos los superhéroes viven en Norteamérica y son adalides de la justicia (en términos casi escolares) pero, fundamentalmente, del modo de vida americano. Imagenes como Superman volando con la bandera americana son simbólicos de su expresión de deseo. Sus esquemas de colores (coincidentes con la bandera), su victoria sobre villanos políticamente incorrectos - según quien defina la política -, sus discursos moralistas... no difieren demasiado de otros tipos de propaganda que, con caracter oficial, suelen (o solían lanzar) organismos oficiales de otros regímenes en otras trincheras. Sin ir mas lejos, la caducidad de personajes derivados del género como Capitán America o La Mujer Maravilla (ataviados con símbolos patrios norteamericanos) demuestran que son simples mecanismos de propaganda de una cultura en tiempos en que ésta corre peligro, y que precisa incentivar el nacionalismo y la defensa de sus valores nacionales por encima de los foráneos. Incluso hoy en día uno puede ver animaciones de propaganda de la Alemania Nazi, y ver el estilo de los cartoons de Superman dibujados por Max Fleischer (o incluso la moderna serie animada que la homenajea), y darse cuenta que se tratan de estilos similares, lados opuestos de una misma moneda. La única diferencia es que en Occidente, esa propaganda (subliminal o explícita, según se quiera) los clientes no sólo la consumen. También la compran voluntariamente en el kiosco.

El otro problema de la decadencia del género es la falta de discurso interno de sus protagonistas. Esa siempre fue una marca (y defecto) de fábrica de todos los personajes de DC Comics (la empresa evolucionada de la Action Comics). El punto máximo, en esta pendiente de decadencia, fue sin duda la serie televisiva de Batman de mediados de los sesentas, en irreverente tono de humor camp. Aceptar la credibilidad de un individuo disfrazado luchando por el bien en una época de auge del cinismo como fueron los finales del sesenta (con la derrota de Vietnam en ciernes y la muerte de adalides de los derechos civiles como Luther King o JFK) era demasiado para la sociedad americana. Y no sería hasta que apareciera la Marvel en el mercado, con los maravillosos personajes de Stan Lee (el Hombre Araña, Hulk, X Men, los 4 Fantasticos, etc) que el público comenzaría a reconciliarse con el género, identificándose con los héroes (porque, al fin, ellos tenían los mismos problemas que nosotros). La DC demoraría en ingresar en ese proceso de humanización de sus personajes de punta, pero nunca tampoco se esforzó demasiado en quitarles la imagen de cartón pintado. Y posiblemente, entre todo el elenco oficial de DC, el que mejor asimilaría el cambio (y que lo acercaría a los niveles humanos de los personajes de la Marvel) sería Batman, no antes de que Frank Miller metiera las manos en el personaje. Por el contrario, DC se empeñaría en armar inmensos culebrones con versiones multitudinarias de sus personajes (el joven Superman, Supergirl, la Liga de la Justicia, etc.) que terminaría - de una vez por todas - por depurarse en la antológica historieta Crisis en Mundos Infinitos, matando a montones de superheroes superfluos y generando un comienzo desde cero para los personajes más conocidos.

Dejando de lado esto, en el aspecto cinematográfico, Superman había sido objeto de series animadas como la de Fleischer, de seriales baratos en los cuarenta (con Kirk Alyn), y de una exitosa serie televisiva en los 50, con George Reeves como el encapotado. Pero la falta de presupuesto, medios técnicos e ideas terminaba por reducir al personaje a un héroe que lidiaba con mafiosos o científicos de cuarta, y nunca con los supervillanos que poblaban naturalmente las páginas del comic original. Recién la oportunidad vendría a principios de los 70 cuando los Salkind (padre e hijo) intentarían hacer una adaptación a toda orquesta de la tira, con capitales abundantes y utilizando los últimos recursos técnicos de la industria.

Pero el mayor problema de llevar Superman al cine era, precisamente, los mismos Salkind. Como productores, eran equivalentes a un Dino de Laurentis menos prolífico, con algo menos de capital, y con igual mal gusto. Su tendencia natural al humor camp, su irascibilidad y sus manías de control total de sus filmes son elementos que atentan contra la calidad de cualquiera de sus obras. De hecho, la filmación de Superman resultó siendo un caos gracias a los productores : le exigieron a Mario Puzo - el autor de El Padrino - un guión, y después lo modificaron en tono de comedia, cercano al Batman televisivo de 1966. Contrataron al ególatra Marlon Brando para unos minutos del film, pagándole una suma sideral para la época. Echaron al director Donner en medio del rodaje, y lo reemplazaron por el pedestre Richard Lester (antes de Donner, ya habían iniciado la pre produccion con Guy Hamilton - el director de Goldfinger - pero terminaron también por despedirlo). No le pagaron a Brando ni a Puzo, y estos terminaron haciéndole juicios millonarios. Se fueron quedando sin fondos y empezaron a disminuir el presupuesto de los efectos especiales. Y si bien todo esto pasa desapercibido en Superman I, en la II resulta evidente, y en la III es catastrófico, llegando a un nivel de idiotez sin precedentes. Ya el cuarto film sería producido por la Cannon de Golan Globus, porque los Salkind se quedaron sin dinero y decidieron vender los derechos.

Aún a pesar de todo el culebrón tras bambalinas, Superman queda como un film más que digno. Así como el personaje fue la piedra basal del comic, el film es fundacional para el género cinematográfico de los superhéroes. Vale decir, anteriormente los personajes más populares del mundo del comic habían recibido adaptaciones, pero no pasaban de seriales baratos o series de TV. El film de Richard Donner es el primer esfuerzo serio de llevar un superheroe a la gran pantalla, ademas de ser uno memorable. Fundamentalmente por la visión épica que le da el director al film, la sensibilidad al desarrollar la historia en sus fases iniciales, y su esplendor como gran espectáculo.

Indudablemente la primera parte del film es impecable. Desde la visión del mundo helado de Kripton, anticipamos la grandiosidad del espectáculo que se avecina. Ciertamente uno, leyendo numerosas criticas del film, puede concluir que el comienzo es algo ingenuo - seres de una cultura tan avanzada negándose a la veracidad de los hechos científicos de la catastrofe inminente de su mundo -; aunque este tema es superado en recuentos posteriores de la historia inicial en el comic, aduciendo que la computadora central de Kripton les brindaba informes falsos - el cerebro electronico después evolucionaría hasta ser Braniac, uno de los archienemigos de Superman -. Pero sin duda la visión épica del lanzamiento de la nave, la destrucción del mundo, la caída en la Tierra y el desarrollo del joven Clark son ejemplos de excelente cine.

El problema comienza con Clark adulto en Metrópolis. No pasa por los actores - es indudable que Christopher Reeve es el Superman / Clark Kent definitivo -, sino por el perfil de los personajes. Lois Lane no termina por resultar simpática o alguien que el público desee como pareja para Superman. Perry White y Jimmy Olsen son caricaturas. Y el peor pecado es el perfil que le dan a Lex Luthor : es un bufon millonario rodeado de payasos incompetentes - es ahí donde aflora la naturaleza camp del guión que Donner venía domando hasta ese momento -, en vez de transformarse en un personaje siniestro. Además de que se omite, deliberadamente, la clásica historia de que Luthor resulta calvo por un accidente provocado en su juventud por el joven Superman (y de allí su rencor). Así mismo, los motivos del villano - simplemente valorizar astronómicamente sus tierras - resultan bobos en comparación con la masacre que desea desatar.

Hackman es un actor capaz, pero aún así no logra superar el patetismo que el guión le da al personaje. Por el contrario, nosotros volvemos a saborear el gusto de la primera parte cada vez que Reeve está en escena, gracías a que él siempre se toma en serio a sí mismo... y ocasionalmente nos hace un guiño (es una verdadera lástima que Reeve haya terminado como terminó). Es un tipo desesperadamente torpe como Clark Kent, y un verdadero paladín como Superman, y la diferencia entre personalidades es creíble. Sobre sus hombros descansa cómodamente el peso de la película.

Los efectos son muy buenos para su época, y se mantienen dignamente al día de hoy. Hay momentos en que la superposición de Superman cambia el color del traje, o donde resulta evidente los cables o las tecnicas matte utilizadas. Pero aún así, son muy superiores a la continuación, sin mencionar la III y la IV.

Superman establece un standard de calidad para el género; la dirección de Donner doma la mayoría de las incongruencias del guión y, aún en el tramo final cuando la presencia de Luthor hace flaquear al film, permite que llegue a las últimas escenas con emoción y sentido de aventura. Muchas imágenes son memorables de la película - el rescate a Lois del helicóptero, la fortaleza de la soledad, Superman furioso volando alrededor de la Tierra -, y el gusto que deja en la boca hace pedir más. Lamentablemente la continuación sería algo mas floja, y en las sucesivas entregas la serie se desbarrancaría a niveles pauperrimos de calidad. Solo ahora, en el 2006, con el relanzamiento del personaje en Superman Returns, podremos disfrutar - si Dios y Bryan Singer quiere - de una continuación como el hijo de Kripton se merece.